Ayer martes temprano partí de viaje en tren. Me extrañó ver gran cantidad de policía en la estación de Chamartín y confieso que me preocupé: pensé que podía ser preludio de uno de tantos acontecimientos como por desgracia vienen ocurriendo últimamente.
Ya en el tren (siempre me ocurre, pero ayer más) me acordé de mi inolvidable amigo Enrique Beotas. Este gran periodista pereció en el accidente ferroviario de hace un año.
Llegué a mi destino, Valladolid y me enteré del terrible accidente aéreo que ha costado la vida a tantas personas. Y todo se entremezcló y agolpó en mi mente.
Tanto preocuparnos por cosas que no resultan tan importantes en el desarrollo de nuestras vidas y éstas pueden verse sesgadas en cualquier instante en que nuestro destino surge al paso.
Así pienso, así siento y mi dolor vuela a esos niños, a esos adultos que todavía en estos momentos yacen en unas montañas que la naturaleza nos ofrece para el ocio deportivo de la nieve y que sin embargo hoy envuelven a tantas personas…
El título de su blog “Escala de valores”, y la presentación, ya lo dicen todo. Merece la pena vivir por encontrarse en el camino personas como usted. Me ha recordado ese sentimiento de pérdida al que hace referencia el libro de poemas “La Flauta De Los Bárbaros” creo que también se refiere de alguna manera a la pérdida de valores a la que con tanto acierto usted hace mención. Perdóneme por haber descubierto tan tarde su blog, cuando se tiene que atender una pequeña tienda de prensa y revistas, y encima uno se empeña en escribir teatro, pasan estas cosas. Me ha emocionado su comentario “Descansen en paz”. Compartimos el lenguaje más importante, el de los sentimientos.